Hipócritas y mediocres

Valientes hipócritas, faltos de sentido común y de principios morales.

No tienen valor para cuestionar, ni tan solo las cosas más insignificantes.

Pobre de aquel que les muestre que están errados, pues de loco será tratado en el mejor de los casos. De ignorante en el peor.

Aquellos que difieren entre lo que predican y hacen. Aquellos esclavos del dinero, viven para hacer más, cualquiera que sea el método.

Aquellos que actúan sin un fin, sin propósito ni objetivo, están muertos. Destinados a vivir la vida impuesta por los demás, padres, madres, familia o sociedad.

Sin capacidad de raciocinio ni moralidad propia. Tan solo una burda copia de los dictámenes de los que esperan aprobación.

Sin rumbo, zarandeados por olas, mareas y vientos. Su único placer es encajar en la sociedad, aunque tal acción requiere de la pérdida de su individualidad.

Incapaz de decir “NO”, de rebelarse al destino.

Valientes cobardes, que se creen en la obligación de ser felices, juzgando al prójimo, al diferente, al único.

Malditos bastardos, que nos quieren a todos como un rebaño de ovejas, sin personalidad, sin pensamiento crítico, sin ideas propias

Todos ellos pueden pudrirse en su vasta mediocridad.

Así sea.

La soledad es el único camino.

Dejar de rodearse de idiotas, estúpidos e incompetentes.

Valientes hijos de puta.

Se creen con el derecho de moldearnos a su gusto, a su vulgaridad.

Su mezquindad apesta, y no puedo soportarlo más. Cada vez me es más y más difícil mantener las apariencias.

Cada día, cada segundo que me mantengo en sociedad, me cuesta más mantenerse cuerdo dentro de mi locura.

Nos intentan arrastrar al vacío de lo superfluo, que de lo único que hablan es de los demás, factores ajenos a nosotros, como si no tuviéramos vida propia.

Los planes, a tan solo una semana vista, con suerte un mes.

Pensamiento pequeño, asfixiante, malvado y vengativo.

Me hacen hervir la sangre.

Tan solo busco un refugio de inteligencia, una gota de pensamiento, donde lanzarnos al abismo, con introspección, y descubrir que es el mundo y su significado.

Aléjate de mí, vil comodidad, estancamiento y conformidad.

Aléjate de mí, despreciable humano dormido, que me quieres arrastrar a tu oscuridad en mitad de mi noche estrellada.

A veces desearía ser uno más, encajar.

Pero mi persona no lo permite. Una vez despiertas, no puedes volver a dormir.

La vida es observada con ojos diferentes, nuevos y maravillosos.

A cambio, hay soledad, amistades perdidas, tiempo deliberado, ansiedad y depresión.

Sois cadáveres andantes, pensando tan solo en el instante, pasando el tiempo y descomponiéndose lentamente bajo una máscara de obediencia.

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