La gordofobia. Ese lastre que llevamos arrastrando desde hace unas décadas, donde nació de la mano del nutricionista Iván Pérez en 1998.
La obesidad es un problema mundial, donde se ha postulado como uno de los mayores problemas de salud pública. Repasemos con un aire crítico sus causas y efectos.
La gordofobia no deja de ser una actitud en base a prejuicios, que tiene cierta base biológica, aunque hay que puntualizar que todos estamos en derecho de hacer lo que queramos con nuestro cuerpo, y nadie tiene derecho a estigmatizar, discriminar o juzgar a una persona en función de su IMC, sus kilos, o su apariencia física en concreto.
Concretando, con la base biológica me refiero explícitamente a aquella evidencia que vincula el sobrepeso con mayores enfermedades. Pero, esto no es justificación ninguna para discriminar a ninguna persona.
Como todos los prejuicios, están basados en el desconocimiento. Muchos comentarios acerca de la gordura están plagados de buenas intenciones, pero como dice el dicho “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. Comentarios y afirmaciones como “te esta saliendo barriguita” o “¿no deberías dejar de comer ya?” son poco empáticos con la situación personal, y aunque puedan venir de personas queridas como padres, hermanos o amigos, no ayudan a la persona afectada.
Existen muchas maneras de comunicar una preocupación, y no necesariamente inculcando un prejuicio. Aunque debo romper una lanza a favor de estas personas, que lo hacen con toda su buena voluntad, y quizá se comunican así porque no han aprendido a hacerlo de una forma correcta, aunque esto no les exculpa de la responsabilidad de dañar a un tercero.
La gordofobia es desagradable en parte por sus características concretas. No se puede esconder o es muy difícil en según qué épocas del año, ni se puede cambiar de forma drástica o de forma fácil. Es un proceso multifactorial el cual requiere tanto esfuerzo a nivel mental como a nivel físico. Y en mi experiencia, la mentalidad de gordo siempre queda latente, y hay que aprender a vivir con ella.
Es un trabajo que requiere tiempo, apoyo, fuerza de voluntad y ganas de cambiar.
Por el lado contrario, es contraproducente normalizar la gordura. Con esto me refiero a que tener unos kilos de más, mientras solo sean un par, no es problema. Sin embargo, existe evidencia que el tener un sobrepeso está vinculado a múltiples enfermedades que pueden empeorar la salud y tener problemas a largo plazo (Guallar-Castillón et al., 2002 ).
Es un problema altamente olvidado, o no mencionado, que es necesario recalcar. El sobrepeso es un problema real, el cual conduce a enfermedades asociadas (López-Jiménez & Cortés-Bergoderi, 2011). No todo vale.
Por tanto, nadie deberia ser juzgado, pero tampoco podemos vivir en un jardin de flores. El sobrepeso no es sano, aunque cada uno se sienta perfectamente en su cuerpo, y por supuesto nadie tiene derecho a discriminar a ninguna otra persona por ningun rasgo o caracteristica, y en concreto por su peso o su talla de pantalón.
Es por ello, que a pesar de que NADIE debe ser juzgado o discriminado por su peso, debemos aprender a tolerar y decir a aquellas personas que estén en una situación delicada que lo están, sin hacerles daño en el proceso.