Las redes sociales proponen un modelo reciente en cuanto a nuestro comportamiento social. Hasta ahora, la forma predilecta de socialización era en persona. Sin embargo, la digitalización ha llegado.
En este artículo me propongo hablar sobre la afectación del uso de las redes sociales en las personas y con especial hincapié en las generaciones venideras.
Lo primero que tenemos que tener claro es la motivación de las compañías detrás de las redes sociales, y entender cómo funciona su modelo de negocio.
Las redes sociales son «gratuitas» para los usuarios. Eso no significa que no estamos dando nada a cambio. Existe una famosa frase que dice lo siguiente: «si no pagas por el producto, es que el producto eres tú«. Esto no puede ser más cierto, ya que estas empresas no nos cobran en dinero, pero sí que consiguen algo a cambio: nuestros datos.
La información es oro. Pero no la información de ti o de mí en concreto. No existe el control individual que algunos intentan hacernos creer. Lo que le importa a las empresas responsables de las redes sociales es nuestro comportamiento como colectivo, cuáles son nuestras preferencias, nuestros gustos de grupo, en conjunto.
Con la información y el Big Data, pueden ofrecer a aquellos que les dan de comer, que son las compañías de publicidad, cuyo deseo es anunciarse y acceder a dichos datos para tener mayores resultados.
Ahí es donde entra el famoso «algoritmo». El algoritmo tiene un único objetivo: que pases el mayor tiempo posible en la red social. Y punto. No seamos ingenuos.
A mayor tiempo, las empresas tienen dos beneficios. Tienen más datos sobre nuestros gustos y preferencias, y poder enseñarte más anuncios.
El otro día estuve leyendo sobre cómo el algoritmo de Cambridge Analytica pudo cambiar los resultados de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Más allá de la potencia del algoritmo, me sorprendió saber que con 150 likes era capaz de predecir nuestra personalidad mejor que nuestros propios padres, y con 300 likes mejor que nuestra pareja.
El algoritmo se basaba en el modelo de los Cinco Grandes de la psicología de la personalidad, por lo que están capacitados mediante la última evidencia científica.
Como nos afectan las redes sociales
Ahora que comprendemos cuál es la forma de trabajar de las empresas detrás de las redes sociales, y cuáles son sus verdaderos objetivos, pasemos a la relación entre nuestra conducta y el tiempo que pasamos en ellas.
En el libro de “iGen” de Jean M. Twenge, nos expone a la realidad que están sufriendo aquellas generaciones más jóvenes.
Los datos son abrumadores:
- La iGen es la generación con mayores problemas de salud mental en décadas.
- Una correlación negativa entre el uso de Facebook y la salud mental.
- Una correlación positiva entre las interacciones con amigos y familiares en persona con mayor satisfacción en la vida.
Pensadlo por un momento. Las redes sociales muestran la vida que los demás quieren que veamos. Por norma general, esta falsa vida tan solo es fantástica. Solo se muestra aquello bueno, positivo e irreal, mientras que se esconde todo lo demás. Entonces, caemos en el sesgo de disponibilidad.
“Se habla de sesgo de la disponibilidad en los casos en que una persona estima la probabilidad de ocurrencia de un evento, sobre la base de su experiencia relacionada con un cierto caso de ese evento.”
Por tanto, si tan solo vemos, o nos muestran la faceta buena, tendemos a pensar que su vida es así.
Y por comparación, nuestra vida siempre va a ser peor, pues estamos comparando los mejores momentos de los otros con los buenos y los malos de nuestra vida.
La ocurrencia de esta disonancia es fuerte, y para los adultos con una salud mental pueden evitarla con relativa facilidad. Y me refiero a evitar caer en un uso excesivo de las redes y caer en sus influjos. Sin embargo, preguntémonos.
¿Cómo afectan las redes sociales, y todo lo anterior, a las mentes plásticas y a las conexiones neuronales en formación de aquellos que no han madurado como humanos todavía?
¿Cómo afecta entrar en Instagram y ver tan solo vidas perfectas, cuerpos bellos, cuál estatuas griegas, y compararse con ellos y ellas?
Esto es lo que produce la dismorfia corporal, tema para otro artículo. Sin embargo, me gustaría terminar con una reflexión.
Reflexión final
Las redes sociales son una herramienta, siempre y cuando se tenga claro cuál es su objetivo y se usen con tal fin. Hoy en día, sería imposible vivir sin aplicaciones como Whatsapp, y es innegable el papel fundamental que ha realizado esta aplicación en nuestras vidas y comunicaciones. Y lo mismo con aplicaciones como Facebook, Instagram, etc. Todas ellas nos han permitido contactar y comunicarnos con gente a la cual nunca habíamos tenido la oportunidad de conocer e intercambiar opiniones, conceptos, experiencias.
Sin embargo, si no tenemos el cuidado adecuado, las redes sociales pueden absorbernos por completo entre sus algoritmos, sus fotos de perritos y videos graciosos, los cuales tienen su función de distraernos. Las preguntas que tenemos que hacernos al respecto son dos. ¿De qué nos están distrayendo? ¿Cuánto tiempo nos están distrayendo?
Bibliografía
Twenge, J. M. (2018). IGen: Why today’s super-connected kids are growing up less rebellious, more tolerant, less happy–and completely unprepared for adulthood–and what that means for the rest of us. Atria Books.
BBC News Mundo [BBCMundo]. (2018, abril 9). Cómo Cambridge Analytica analizó la personalidad de millones de usuarios de Facebook. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=7831NGClsrM