Deep Work – Cal Newport

En este artículo, trataré todas las enseñanzas fundamentales que han sido relevantes en mi caso, despues de su lectura en pos de transmitir una guía general y como recordatorio para el lector, y para mi mismo.

Primero lo primero: ¿Qué es el trabajo profundo? El trabajo profundo comprende aquellas actividades profesionales realizadas en un estado de concentración libre de distracciones, que llevan nuestras capacidades cognitivas al límite. Estos esfuerzos no solo generan nuevo valor y mejoran nuestras habilidades, sino que también resultan difíciles de replicar.

Por otro lado, el trabajo superficial se caracteriza por ser cognitivamente menos exigente, normalmente de naturaleza logística, y a menudo se realiza mientras estamos distraídos. Tales esfuerzos raramente aportan valor nuevo al mundo y son fácilmente replicables.

Habiendo definido estos dos conceptos centrales del libro, introducimos la «hipótesis del trabajo profundo«: la habilidad para realizar trabajo profundo es cada vez más escasa, a la par que incrementa su valor en nuestra economía. En consecuencia, aquellos que desarrollen esta habilidad, enfocando su trabajo y vida en ella, tendrán éxito.

 

La gran reestructuración

El crecimiento sin precedentes de la tecnología está provocando una reestructuración de nuestra economía y sociedad. En este nuevo paradigma, tres grupos gozan de una ventaja particular: quienes pueden trabajar de manera efectiva y creativa con máquinas inteligentes, los mejores en su campo, y aquellos con acceso a capital.

En esta economía emergente, dos habilidades florecen:

  • La capacidad para dominar rápidamente conceptos complejos.
  • La habilidad para producir a un nivel de élite, tanto en calidad como en velocidad.

Ambas habilidades dependen intrínsecamente de nuestra capacidad para realizar trabajo profundo. Sin esta competencia fundamental, resulta imposible adquirir las habilidades mencionadas.

Trabajo de alta calidad producido = Tiempo invertido x Intensidad del foco

 

Trabajo de alta calidad producido = Tiempo invertido x Intensidad del foco

Multitasking

El concepto de «multitasking» entra en juego, ya que al alternar entre tareas, nuestra atención no se traslada inmediatamente de una a otra; en cambio, un residuo de atención permanece en la tarea original, generando lo que se conoce como atención residual. Este fenómeno, caracterizado por trabajar en un estado de semi-distracción, mina nuestro rendimiento de manera significativa.

Para alcanzar nuestro máximo potencial, es imprescindible enfocarnos durante períodos extensos en una única tarea, sin distracciones. Dicho de otro modo, es indispensable practicar el trabajo profundo.

El multitasking, o la multitarea, perjudica significativamente nuestra capacidad cognitiva, impidiendo la capacidad de filtrar información irrelevante y manejar adecuadamente la memoria de trabajo, llevando a una distracción crónica y a errores cognitivos frecuentes.

Para contrarrestar la multitarea, es aconsejable introducir pequeñas pausas entre tareas, permitiendo a la mente recuperarse y mantenerse enfocada en lo esencial.

El Principio de Menor Resistencia sugiere que, en un ambiente laboral sin retroalimentación clara sobre acciones específicas hacia el resultado deseado, tendemos a optar por las tareas más sencillas. Este principio explica por qué las culturas centradas en la conectividad perduran: simplemente, son más fáciles de mantener.

Asimismo, en contextos donde no hay indicadores claros de productividad y valor, muchos vuelven al principio del como medida de productividad, es decir, la realización visible de múltiples tareas, independientemente de su relevancia.

 

Trabajo profundo

El trabajo profundo ofrece una satisfacción mucho mayor en la economía de la información que en una economía basada en el trabajo físico. Nos inclinamos a enfocarnos excesivamente en nuestras circunstancias, asumiendo que estas dictan nuestros sentimientos. Sin embargo, nuestro cerebro modela nuestra percepción del mundo según dónde dirigimos nuestra atención. Winfred Gallager afirma: «Lo que somos, pensamos, sentimos y deseamos es el resultado de dónde centramos nuestra atención».

Siguiendo esta lógica, dedicar tiempo suficiente al estado de concentración o trabajo profundo mejora nuestra percepción del mundo, haciéndolo parecer más significativo e importante. Ray Baumeister nos recuerda que «nuestra fuerza de voluntad es limitada y se agota con su uso».

 

Técnicas para el trabajo profundo

Cal Newport nos presenta tres filosofías de trabajo profundo:

  • Filosofía del Monasterio: Maximiza la concentración profunda mediante la eliminación o minimización radical de tareas y obligaciones superficiales. Quienes la adoptan tienen metas claras y valiosas, y su éxito profesional depende de realizar una tarea o habilidad excepcionalmente bien.
  • Filosofía Bimodal: Se basa en dividir el tiempo, dedicando bloques específicos a la concentración profunda y el resto a tareas secundarias. Aquí, el individuo trabaja sin interrupciones durante los periodos de concentración pero no prioriza el enfoque fuera de estos. Este enfoque valora tanto el trabajo profundo como la necesidad de atender obligaciones menos significativas.
  • Filosofía Rítmica: Ofrece una combinación de las dos anteriores. Aunque no alcanza los niveles de concentración máxima de las primeras, se adapta mejor a la naturaleza de la mayoría de las personas, equilibrando el trabajo profundo con las necesidades cotidianas.

Al iniciar un período de concentración profunda, tenemos que considerar dos aspectos fundamentales:

¿Cómo empezar el trabajo? Tenemos que establecer rituales y reglas para mantener el cerebro organizado y estructurado, eliminando distracciones. Un espacio de trabajo consistente, con cambios mínimos, es fundamental para fomentar un entorno productivo y que nuestra mente esté focalizada.

¿Cómo mantener el trabajo? Tu ritual debe garantizar que tu cerebro disponga de todo lo necesario para funcionar a niveles óptimos de concentración.

Friedrich Nietzsche sugirió que «únicamente las ideas generadas a través del paseo tienen algún sentido«, destacando la importancia de las pausas activas para el pensamiento creativo.

El Gran Gesto: Implementar cambios significativos en tu entorno laboral, como realizar inversiones considerables, puede combatir la procrastinación y revitalizar la motivación y energía para el trabajo profundo.

Semanas de Reflexión: Dedicar periodos específicos para alejarte de las responsabilidades habituales, refugiándose en un espacio con solo papel y libros, facilita la concentración y la profundización del pensamiento, minimizando las distracciones.

Puntos Clave:

  • Las distracciones son veneno para el pensamiento profundo.
  • Retirarse a un espacio dedicado al pensamiento permite aprovechar el «efecto pizarra», clarificando y organizando las ideas eficazmente.

Las 4 normas de disciplina (4DX)

  • Concentración en lo Importante: Organízate en torno a un número reducido pero significativo de metas. La simplicidad potencia la concentración y la efectividad.
  • Actuar Según Objetivos: Identifica y mide los objetivos fundamentales mediante dos tipos de indicadores:
    • Indicador Retrospectivo: Refleja los resultados finales y el éxito del proceso.
    • Indicador Predictivo: Evalúa comportamientos nuevos que conducen al logro de los indicadores retrospectivos.
  • Sistema de Seguimiento: Esto permite monitorear y seguir el progreso hacia los indicadores predictivos.
  •  Cadencia de Rendición de Cuentas: Un ritmo regular de reuniones o revisiones asegura la atención continua hacia los objetivos importantes.

¿Por qué desconectarnos para producir valor?

Existen tres razones principales para ello.

Razón 1. Desconectarnos fomenta la creatividad

 La teoría del pensamiento inconsciente detalla cómo la consciencia y la inconsciencia juegan roles distintos en la toma de decisiones. Según esta teoría, para decisiones que exigen reglas estrictas, la consciencia es esencial. La desconexión permite a la mente divagar, facilitando que el pensamiento inconsciente contribuya a soluciones creativas y decisiones complejas.

 

Razón 2. Recargar la energía para el trabajo profundo

 Recargar la energía para el trabajo profundo. La teoría de la restauración de la energía sugiere que el tiempo pasado en la naturaleza, o alejados de las distracciones tecnológicas, mejora nuestra capacidad de concentración. Esta teoría introduce el concepto de atención directa, un recurso limitado que, una vez agotado, hace que concentrarse se convierta en una lucha constante.

 

Razón 3. Lo que se sacrifica por la desconexión no suele ser esencial

 Lo que se sacrifica por la desconexión suele ser no esencial. La práctica deliberada, el proceso de mejorar sistemáticamente en una habilidad específica, se alinea estrechamente con el trabajo profundo. Para un principiante, el límite podría ser una hora de concentración intensa al día, mientras que un experto podría extenderlo hasta cuatro horas. Esto demuestra que nuestra capacidad para el trabajo profundo es finita y requiere de períodos de descanso y desconexión para maximizarla. 

La producción meditativa sugiere períodos donde el objetivo es estar ocupado físicamente pero liberar la mente, permitiendo la reflexión y la creatividad subconsciente.

 

Las redes sociales

En cuanto a las redes sociales, aunque no son intrínsecamente negativas y pueden ser útiles para la felicidad o el logro de objetivos específicos, es crucial recordar que nuestra atención es limitada. Por lo tanto, debemos ser selectivos sobre cómo y en qué las utilizamos, priorizando aquellas actividades y herramientas que verdaderamente enriquecen nuestras vidas y fomentan nuestro bienestar.

Para determinar qué redes sociales merecen nuestro tiempo, aplicamos la siguiente regla: evaluar el beneficio potencial de cada una. Solo justificamos el uso de una red social si identificamos un beneficio concreto que nos perderíamos de no usarla. Este proceso es similar al de un artesano seleccionando sus herramientas, basándose en cuáles contribuyen de manera significativa a sus objetivos personales y profesionales.

Aunque plataformas como Facebook pueden tener ventajas para nuestra vida social, estos beneficios rara vez justifican el tiempo y atención dedicados.

Aplicando la Regla de Pareto, recordamos que el 80% de los resultados provienen del 20% de nuestras acciones. Todas las actividades consumen una porción de nuestra limitada atención y tiempo, por lo que focalizarnos en acciones de bajo impacto significa sacrificar aquellas de mayor significancia. 

Te invito a realizar un experimento: abstente de usar redes sociales durante 30 días sin anunciarlo públicamente. Simplemente, deja de utilizarlas. Al final del periodo, reflexiona sobre estas dos cuestiones: ¿Han mejorado los últimos 30 días al no usar redes sociales? ¿Alguien notó o se preocupó por tu ausencia en estas plataformas?

Este ejercicio revela que las redes sociales no tienen un impacto tan relevante en nuestra vida. La creencia de que los demás esperan nuestras contribuciones en estas plataformas nos distrae y debilita nuestra capacidad para realizar trabajo profundo y concentrarnos cuando es necesario.

Debemos ser más conscientes de cómo empleamos nuestro tiempo de ocio, eligiendo actividades que realmente nos enriquezcan en lugar de llenar estos momentos con distracciones superficiales.

Eliminar el trabajo superficial no solo libera tiempo para el trabajo profundo, sino que también potencia nuestras habilidades y nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos de manera más efectiva. Alcanzar nuestro límite diario de trabajo profundo debería ser una señal para no forzar más nuestra capacidad, ya que los beneficios disminuyen a partir de este punto.

Control del tiempo

La planificación minuciosa de nuestro día, asignando cada minuto a bloques específicos de trabajo o descanso, es fundamental. Sin embargo, es probable que enfrentemos desafíos como estimaciones erróneas del tiempo o interrupciones. Reorganizar nuestra agenda será necesario, pero el objetivo principal es mantener la conciencia de cómo utilizamos nuestro tiempo.

Para discernir entre trabajo profundo y superficial, pregúntate: ¿Cuánto tiempo le tomaría a alguien recién graduado y no especializado aprender a realizar esta tarea? Este criterio nos ayuda a enfocarnos en actividades que verdaderamente requieren nuestra experiencia y habilidad.

Finalmente, al enfrentarnos a la decisión de responder mensajes, ya sean de redes sociales o correos electrónicos, debemos considerar el valor y la finalidad de la conversación. No responder es una opción válida si el intercambio no promete ser sustancialmente beneficioso. Adoptar un enfoque crítico y selectivo hacia nuestras interacciones digitales nos permite proteger nuestro tiempo y atención para lo que verdaderamente importa.

 

Conclusión

La conclusión es clara: para prosperar en la economía del conocimiento, debemos priorizar el trabajo profundo sobre el superficial. Esto  nos permitirá producir trabajo de calidad excepcional poder desplegar nuestro máximo potencial. 

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