EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO – Viktor Frankl

Resumen expréss

Un psicólogo en un campo de concentración”. Esta es la frase que resume el contenido del libro. Lo interesante del libro mismo radica en la visión del autor que nos ofrece dada su formación como psicólogo. Su análisis de las conductas humanas en las duras circunstancias que se vio envuelto Viktor es una enseñanza de la adaptación frente a los extremos y las brutales vivencias que ocurrieron en los campos de concentración.

Viktor Frankl

Estructura del libro

El libro esta estructurado en dos partes claramente diferenciadas.

La primera parte es la experiencia de une psicólogo en un campo de concentración, donde Viktor Frankl expone la situación vivida en los campos de concentración, en concreto en Auschwitz, desde su perspectiva psicológica.

En la segunda parte, expone los conceptos básicos de su doctrina psicologica, la logoterapia.

Primera parte
Un psicólogo en un campo de concentración

Primera fase: fase inmediata al internamiento

El momento de ingresar en la institución, por llamarlo de alguna manera, y el primer contacto. Es el momento de pérdida de la realidad, abandono de la vida anterior, pérdida del propio ser para pasar a ser un recluso, un número.

En psicología hay un estado de ánimo denominado “la ilusión del indulto”, consistente en un proceso en el cual los condenados a muerte tienen la esperanza de ser indultados en el último momento.

Era un estado de ánimo generalizado en las colas de entradas, con los futuros reclusos aferrándose a la posibilidad remota de que todo sea una broma, un malentendido y sean finalmente indultados.

En la primera selección es el primer impacto de los reclusos con el campo de concentración, donde se diferencia a los enfermos y débiles de los que gozan de un buen estado de salud. Los débiles eran sencillamente eliminados, y a los que sobreviven se les marcaba psicológicamente con una sensación de que su propia vida no está al alcance de sus manos, sino que hay un ente superior que dirimirá si viven o mueren.

En la fase de desinfección, se les despojó de absolutamente todo, sin excepción.

La situación dio paso a un humor macabro, propiciado por la autoconsciencia de no tener absolutamente nada, de tener una existencia desnuda y de la curiosidad de que sucedería a continuación.

Segunda fase: la vida en el campo

Las principales sensaciones eran la apatía, la sensación de intensa añoranza del hogar y la familia, seguido de una repugnancia hacia la situación, las condiciones y el trato recibido.

Se produjo un estado de anestesia emocional, donde no importa nada, no se siente nada, se es como un autómata.

Pronto los reclusos se arman de un escudo protector ante la vida en el Lager.

Los sueños en los prisioneros

Algunos de los reclusos con formación psicoanalítica designaron como estado de “regresión”: el prisionero del Lager retornaba al estadio primitivo de vida psíquica. Los deseos y las aspiraciones de los reclusos se manifestaban en los sueños, y debían lidiar con la dura realidad de despertarse y darse de bruces con la realidad del Lager.

La desnutrición propiciaba que los pensamientos de los reclusos fueran de supervivencia: el pensamiento más recurrente era la comida. Además, provocaba una falta de apetito sexual, consecuencia del cual era la mínima perversión sexual que ni tan siquiera aparecía en forma onírica en los prisioneros.

Política y religión

Eran dos temas que se trataban con profundidad. La política se hablaba continuamente, de la situación militar y de los avances de la guerra, y en cuanto a la religión, se profesaba desde lo más profundo del ser. Era la única que todavía daba un poco de esperanza a los reclusos, un clavo ardiente donde agarrarse en tal tortuoso destino.

La retracción al mundo interior a través del espíritu era muy frecuente. Solo así se explicaba que no se sucumbiera a la locura, pues era el único remedio a la deshumanización.

“La salvación del hombre consiste y pasa por el amor”

Incluso en el estado de abandono y desolación más absoluta, un hombre es capaz de conocer la felicidad a través de la contemplación de la imagen de la persona amada.

Artey humor en el campo

En el campo había arte, o entretenimiento de varias formas. Cuando se podía, se improvisaban cantos, teatros y espectáculos variados por parte, generalmente de los reclusos. Toda distracción era bienvenida para amenizar su estancia. También había reuniones organizadas por los «kapos», donde a veces se leía literatura o se realizaban sesiones de espiritismo.

El humor en tiempos tan aciagos resultaba esperanzador. A pesar del abatimiento y el sufrimiento omnipresente, cualquier buena noticia constituye motivo de celebración. Cosas nimias se convertían en motivo de sonrisas.

Sagrado corazón en la celda 21

Meditaciones en el Lager

Con el máximo exponente de desnudez material y mental, los pensamientos de los reclusos se concentraban en los mínimos detalles. Un crepúsculo, o las montañas vistas desde el tren, no la simple imaginación de estar en sus anteriores vidas, deleitándose de cada pequeño y minúsculo detalle que se mostraba ante ellos.

Barracones de mujeres

¿Soledad?

En los hacinados barracones de los campos, la soledad no existía. No había un atisbo de individualidad, o momento de soledad donde los prisioneros pudieran descansar del día a día. La afectación a su salud mental era evidente, pues no encontraban paz dentro del caos que suponía vivir con el conjunto de estresores a los que se exponen diariamente.

La importancia de la vida

El valor de la vida humana no existía en el Lager. Se les despojó de su atributo de humanos, para pasar consiguientemente a ser “solo” números. Eran tratados como objetos, meros integrantes de las listas de prisioneros, de los cuales, solo importaba que la lista cuadrara. El hecho de vivir o morir era indiferente, siempre que esta estuviera perfectamente ajustada

Juguetes del destino

En el campo nunca se sabe a dónde llevaría el próximo camión o el próximo destino. En ocasiones se decía que iban a un campo de reposo, donde la vida era más “tranquila” (entendido en las características del momento y lugar), a la que rápidamente se apuntaban todos los reclusos. Después, por desgracia, este podría no ser el destino final, sino las cámaras de gas, o campos mucho peores en cuanto a trabajos y condiciones.

¿Planes de fuga?

Los prisioneros se encontraban en una situación física, sometidos a abusos repetidamente, condiciones atroces, que como resultado ofrecían una salud mental delirante.

Esta era la base de partida de la inmensa mayoría de ellos. Por tanto, cuando se presentaban alguna decisión, evaden su responsabilidad de decisión, dejando que otros, o el destino, decidiera por ellos.

Los prisioneros no contaban con las fuerzas físicas ni mentales necesarias para tal hazaña, que supone pasar varios días a la intemperie, prácticamente desnudos, sin comida y sin agua. Además, la represalia segura era la muerte.

La apatía continua

La irritabilidad, la apatía, el mal humor… Eran reacciones de defensa, consecuencia del hambre y la falta de sueño.

Existía el efecto de “complejo de inferioridad”. Personas que antes de entrar en los campos fueron “alguien”… Médicos, mecánicos, padres y madres, amigos, relegados o a la nada más absoluta. Por ende, se producían disputas entre los prisioneros “normales” y los “ascendidos”, que eran aquellos que por circunstancias habían sido condecorados y ascendidos a un grado superior.

La libertad interior

La actitud de los prisioneros frente a las adversidades atroces que vivieron allí, era fundamental. La libertad de no perder parte de su propio ser, de tener pequeñas acciones de libertad, como dar su mendrugo de pan a alguien que estuviera en peores condiciones, o ayudar a otro prisionero, eran las acciones que mantienen al individuo como tal.

Esta actitud frente al Lager, es la que puede dotar de sentido profundo a la vida de los prisioneros. El hecho de poder conservar su valor, dignidad, o ciertos rasgos de su personalidad, valiosos en su vida, le otorga al prisionero esperanza. La forma de afrontar las atrocidades allí vividas, como la afrontación de la muerte inminente o las duras condiciones, suponían una diferencia crucial entre unos y otros.

Número identificación prisonero

La vida provisional

Según las observaciones de los prisioneros, se ha demostrado que el factor más deprimente durante el cautiverio era el no saber cuánto duraba el mismo.

No se podía pronosticar ninguna fecha de liberación, por lo que no había un límite temporal en el sufrimiento del Lager. Era una “vida provisional” hasta que fueran liberados del campo.

Era imposible predecir cuándo y cómo terminará esa vida. Un hombre que no vislumbraba el final de la “vida provisional” tenía graves modificaciones de su estructura psicológica como consecuencia de la incertidumbre, la falta de esperanza y la pérdida de ilusión.

Salvar la vida

Dentro del Lager, existía la ley de la “no asistencia”. Esto significaba que se prohíbe explícitamente cualquier acción que pudiera impedir que una persona se suicidara.

Era por ello, que los intentos de psicoterapia consistía en un “tratamiento” para salvar la vida, para que los prisioneros no llegaran al momento del suicidio, momento sin retorno en el Lager.

Durante los largos días y noches en los campos, las mínimas palabras de esperanza eran como agua de mayo. En ocasiones, alguien se avenía con un discurso, o una charla para animar a los presentes, con temas como la familia que les esperaba fuera, sus trabajos, la  felicidad… todo aquello que habían dejado atrás y por lo que tenían que luchar hasta el final.

La psicología de los guardias del campo

Existían varios tipos de guardias en el campo.

El primero de ellos, era el sádico. Guardias implacables, capaces de destruir a cualquier prisionero, privándolos de lujos o dejándolos hasta niveles extremos sin la menor compasión.

En segundo lugar, estaban los guardias que tenían el corazón embotado después de ser testigos durante años de las aberraciones del campo. Estos guardias no realizaban activamente acciones sádicas, pero no impedían a otros que las realizaran.

Por último, pero los más importantes, los guardias compasivos. Fueron guardias que compraron medicinas, comida, ropa, de su propio dinero, para los internos en los campos de concentración.

Guardias Auswitch

Conclusión

Como conclusión de esta segunda etapa del libro, es la demostración que la historia nos ha brindado de la naturaleza humana sometida a las condiciones más extremas y atroces que se han conocido en muchas generaciones.

De que somos capaces los humanos, tanto de crear las cámaras de gas como de rebelarnos ante ellas, o en palabras de Viktor Frankl entrando en ellas con paso firme, musitando una oración.«

Esta es la historia contada por un superviviente, con el aliciente de contar con formación médica, filosófica y psicológica.

Es a través de su conocimiento, que pudo realizar un análisis exhaustivo de las condiciones mentales y psicológicas que se encontraban en los campos de concentración durante la época oscura del nazismo en Europa, y podemos saber como se trataba y reaccionaba, más allá de la experiencia de un prisionero, si no también de la experiencia de un psicólogo y médico.

Tercera fase: después de la liberación

En esta fase se analiza de forma psicológica las reacciones del prisionero después de su liberación.

 

Se conformó un estado de gran tensión durante los días en los que las fuerzas aliadas entraron en los campos, pasando a un estado de ansiedad y finalmente de relajación total.

 

Pero de modo sorprendente, la alegría no siguió a lo anterior.

 

Los prisioneros, después de años de abusos mentales, eran incapaces de sentir alegría. Habían perdido la capacidad, que debían aprender lentamente.

Día de la liberación - 27 de enero de 1945

Algunos experimentaron una deficiencia moral, y como consecuencia unas conductas violentas, pasando de oprimidos a opresores, justificando dicha conducta con sus sufrimientos.

El sentimiento de liberación paso al desencanto y la amargura al comprobar que en muchos casos, no había nadie esperándolos, descubriendo así una realidad totalmente distinta que la imaginada durante los años de cautiverio.

Segunda parte
Conceptos básicos de la logoterapia

Viktor Frankl era un médico y filosofo que se convirtió en uno de los referentes más destacados del siglo XX

Según la definición de logoterapia: “La logoterapia es una psicoterapia que propone que la voluntad de sentido es la motivación primaria del ser humano, una dimensión psicológica inexplorada por paradigmas psicoterapéuticos anteriores, y que la atención clínica a ella es esencial para la recuperación integral del paciente.

Empecemos por el principio.

La voluntad de sentido representa la fuerza primordial en la vida humana. ¿Qué queremos hacer? ¿Qué perseguimos? ¿Por qué nos levantamos todas las mañanas de la cama?

Son preguntas que reflejan que los humanos, somos algo más, buscamos algo más que las funciones vitales asociadas a cualquier organismo vivo. Necesitamos un “PORQUE” con mayúsculas.

El hombre es capaz de desperdiciar su voluntad de sentido, y en este caso se habla de “frustración existencial”, pudiendo derivar en neurosis noógena, por oposición a la neurosis psicógena.

La neurosis noógena tiene su origen en la existencia humana, no en la dimensión psicológica. Surge de problemas existenciales, y, por tanto, la terapia tradicional no es la más adecuada para su tratamiento.

La logoterapia contempla desde temas espirituales, como la aspiración humana de la búsqueda de sentido o la frustración del mismo

“Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”

En la logoterapia, existe el concepto de noodinámica, correspondiente a la “dinámica espiritual en un campo de tensión bipolar, en el cual un polo representa el sentido a consumar y el otro al hombre que debe cumplirlo”.

Para Viktor Frankl, el terapeuta no debe temer aumentar la tensión interior para fortalecer la salud mental, orientando así hacia el sentido de la vida.

Vacío existencial: es el fenómeno de carencia total y absoluta de sentido, el vacío, la nada. Este estado se manifiesta sobre un estado de tedio.

En la actualidad nos encontramos que el hastío genera más problemas que la tensión.

 

“La humanidad está condenada a oscilar eternamente entre la tensión y el aburrimiento”

¿Cuál es el sentido de la vida?

Al igual que no existe una mejor jugada de ajedrez, sino la mejor jugada según las circunstancias del momento. Como la personalidad o la partida en cuestión, no existe una respuesta tajante a la pregunta.

El sentido de la vida varía entre personas.

Para la logoterapia la esencia de la existencia consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a las demandas que la vida plantea en cada situación particular.

El sentido de la vida cambia constantemente, pero nunca cesa.

Según la logoterapia, podemos descubrir el sentido de la vida de tres modos

  • Realizando una acción
  • Aceptando los dones de la existencia
  • Por el sufrimiento

El segundo modo de descubrir el sentido de la vida se produce con la aceptación de los dones, como la conmoción interior ante la belleza del arte, o el esplendor de la naturaleza.

Y es que el amor es la única vía para llegar a lo más profundo de la personalidad de una persona.

El sentido del sufrimiento

Cuando hay que enfrentarse a una situación inevitable, la vida nos ofrece el valor de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más profundo, aceptar el sufrimiento.

El valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente a él, en la capacidad de soportarlo.

“El deseo es el padre del pensamiento y el miedo es la madre del suceso”

Conclusión

Viktor Frankl fue un superviviente de los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial. Su formación médica, filosófica y psicológica le dieron una ventaja dentro de los campos, donde ademas de poder salvar a sus compañeros gracias a la medicina, le confirio una visión de todo y cuanto pasaba desde el punto de vista mental.

Su relato es atroz, directo, con muchas experiencias personales que proporciona al lector un punto de vista de cómo se vivia dentro de los campos, que sentian los prisioneros, como pudieron sobrevivir, y según Viktor Frankl, que diferenciaba los que vivian de los que no: la actitud.

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