El mundo está interconectado.
Aunque hagamos oídos sordos a lo que pasa a nuestro alrededor, lo cierto es que lo que hacemos afecta a los demás, y lo que los demás hacen nos afecta a nosotros.
Para ejemplificar, déjame ilustrar el concepto de polder holandes.
El polder holandés es un ejemplo palpable de cómo la acción humana puede tener un impacto significativo en nuestro entorno y en las vidas de las personas que nos rodean. Al crear tierra fértil a partir de áreas inundadas, los holandeses han demostrado que, juntos, podemos tomar medidas efectivas para mejorar nuestro mundo y protegernos de las fuerzas de la naturaleza.
Lo más relevante, porlo que representa, es el modelo cooperativo que llevó a un compendio de gente a crear estas maravillas de la ingenieria civil puede ser, cuando trabajamos en conjunto.
Imagínate vivir en una ciudad, cuya única barrera frente a la inmensidad del mar es el pólder que separa la humanidad que allí reside.
Este pólder, por tanto atañe de forma directa a todos los que habitan la tierra, y por tanto, es responsabilidad de todos. Imaginate si entre sus habitantes existiera discordancia sobre quien pertoca su mantenimiento, o tareas de construcción. Si ese número de personas traspasara cierto umbral, el desastre está servido.
Por tanto, los holandeses han entendido desde siglos atrás, que todos están en el mismo barco, y que las acciones de unos pocos tienen una afectación descomunal sobre los demás.
Este ejemplo se puede extender más allá de los polders holandeses, a todos los aspectos de nuestra vida en sociedad. Debemos comprender que somos un todo interconectado y que nuestras acciones individuales tienen un impacto en el bienestar colectivo. Si permitimos que las voces discordantes abrumen las voces de la cooperación y la colaboración, estamos poniendo en peligro no solo a nosotros mismos, sino también a las personas que nos rodean y a la sociedad en su conjunto.
Esto es un ejemplo de cooperación. Ejemplo fácilmente extrapolable a círculos de amigos, familiares, comunidades, países, y por último al mundo.
En conclusión, el polder holandés es una muestra clara de cómo la acción humana puede tener un impacto significativo en nuestro entorno y en las vidas de las personas que nos rodean.
Al crear tierra fértil a partir de áreas inundadas, los holandeses han demostrado que, juntos, podemos tomar medidas efectivas para mejorar nuestro mundo y protegernos de las fuerzas de la naturaleza.
Además, este ejemplo ilustra la importancia de la cooperación y la colaboración en la construcción de un futuro más seguro y sostenible para todos. Debemos comprender que somos un todo interconectado y que nuestras acciones individuales tienen un impacto en el bienestar colectivo.
Por lo tanto, es fundamental trabajar juntos y ser conscientes de cómo nuestras acciones afectan a las personas a nuestro alrededor, para lograr un futuro más brillante y prometedor para todos.