La libertad es un derecho fundamental en la sociedad actual, o al menos debería serlo. La libertad de expresión es un tema candente, en cualquier momento que se lea este texto.
¿Qué es la libertad de expresión?
Tal y como se expone en el artículo 11 del convenio de los derechos humanos:
«Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.»
La libertad de expresión es un derecho universal. Pero, ¿es una libertad sin límites, o por el contrario la libertad de expresión tiene un a línea que no podemos cruzar?
¿Cuál es por tanto esa línea, si es que lo hubiese, de la libertad de expresión?
La libertad de expresión tiene un límite, que esta claro, y que debería fijarse de forma clara. Este límite es los mensajes que atentan directa y explícitamente contra la libertad de otros, así como a su integridad física.
Esta postura de la limitación de la libertad de expresión se argumenta a través del imperativo categórico, según el cual debes actuar como si tus acciones fueran reglas aplicadas universalmente.
Puesto que la libertad basa sus limites en no violar la libertad de otros, es este el límite de la libertad de expresión.
No se puede permitir mensajes de censura hacia otros individuos, ni ningún tipo de amenaza contra su integridad física, mental e intelectual. Es ahí donde radica el límite. No en aquello que nos molesta, enfada o nos provoca cualquier emoción negativa, pues solo deberíamos mostrarnos extremadamente ofendidos ante según qué comentarios o discursos para justificar la censura.
Vivimos en una sociedad de la «cultura de la cancelación» y de los mal llamados «ofendiditos», conceptos los cuales van de la mano.
Parece que no hay una censura directa, por parte de nadie, pero si una censura invisible, que consiste en que cuando un discurso concreto no gusta, se produce una cancelación popular, dejando de lado al sujeto, sin darle voz ni voto. Y las generaciones actuales que imperan en la sociedad, tienen las emociones a flor de piel.
La sociedad está cambiando
Tal como muestra el libro «La transformación de la mente moderna«, la sociedad esta cambiando. Los estudiantes que dicen defender ideas progresistas abuchean a conferenciantes que no mantienen su línea de pensamiento y les impiden hablar.
Cada vez los estudiantes son más reacios a exhibir sus opiniones y discutirlas, rebatiendo el pensamiento crítico.
Según los autores, los motivos de esta situación se deben a tres ideas equivocadas instauradas en la mente de gran parte de la sociedad.
Lo que no te mata te hace mas débil.
Debes confiar siempre en tus sentimientos.
La vida es una lucha entre las personas buenas y las malas.
Te dejo un extracto de una página que me parece necesario exponer: Las palabras no son violencia. Tratarlas como tal es una decisión interpretativa, y esa elección aumenta el dolor y el sufrimiento mientras que impide otras respuestas mas eficaces, como la respuesta estoica (cultivar la no reactividad) y la respuesta antifrágil sugerida por Van Jones: «poneos unas botas y aprended a lidiar con la adversidad»
Conclusión
La libertad de expresión no es tan solo un derecho, sino una obligación de cualquier sociedad o cultura dispuesta al progreso y a seguir avanzando.
La libertad de expresión produce opiniones divergentes, disonantes con las líneas principales, provocando el debate entre las distintas líneas de pensamiento
Es fundamental que para el avance, se cuestione las líneas actuales, se critique y se contraargumente con palabras.
La libertad de expresión es por ende la base fundamental de progreso, debate y crecimiento a escala individual y colectiva.
Las palabras se combaten con palabras y argumentos, y no con censura.